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TQE PLUS: Conocemos La Tripofobia, ¿Pero Cuáles Son Sus Causas?

Para identificar la causa de este miedo, existen varias hipótesis. La principal, según los expertos, se relaciona con miedos adaptativos que tienen un carácter evolutivo y están arraigados en nuestros genes, ayudándonos a protegernos de posibles amenazas, como explica Fernández.

“Parece que este tipo de estructuras se asemeja a los patrones de piel de animales venenosos, como las serpientes, o puede estar relacionado con estructuras venenosas en el ámbito vegetal”, indica la psicóloga. De este modo, la evolución de nuestra especie podría haber conservado el temor o rechazo hacia estas superficies.

Por otro lado, Soler menciona otra hipótesis propuesta por Arnold J. Wilkins y An Trong Dinh Le, según la cual el cerebro se ve al límite de su capacidad de procesamiento con este tipo de imágenes. "Si el cerebro no puede asimilarlas eficientemente, requiere más oxígeno y energía, afectando otros procesos. Esto explicaría la incomodidad visual, el cansancio ocular, el dolor de cabeza y la distorsión en la percepción de la propia piel”, explica.

Estos son los síntomas

Es crucial que las personas que experimentan episodios de tripofobia reconozcan este miedo como irracional, entendiendo que, aunque la situación pueda parecer insoportable, no representa un peligro real para su integridad física.

Según Fernández, los síntomas más comunes en estos casos son:

• Niveles intensos de ansiedad

• Taquicardias

• Palpitaciones

• Tensión

• Deseo de huir

Por lo tanto, si una persona no solo siente rechazo hacia superficies agujereadas, sino que también presenta algunos de los síntomas mencionados, es importante consultar a un profesional para un posible diagnóstico de tripofobia.

Además, se señala que una persona puede considerarse tripofóbica si, aunque no esté expuesta a estas situaciones, experimenta problemas en su vida diaria y reacciones físicas como vómitos y mareos.

¿Cómo se trata?

Tratamiento de la tripofobia

Cuando este trastorno afecta la vida cotidiana, es fundamental buscar apoyo psicoterapéutico. Los tratamientos más eficaces para tratar las fobias son los cognitivo-conductuales, los cuales, tras una evaluación de los factores que originan y mantienen el trastorno, permiten diseñar un programa de intervención para ayudar a la persona a enfrentarse a las situaciones temidas sin niveles tan intensos de excitación, explican los expertos.

Para esto, se utilizan técnicas de desactivación psicofisiológica, como la relajación, y terapias de control cognitivo que abordan las anticipaciones catastróficas o las exageraciones.

Dependiendo de la fobia, se determinará si la exposición debe ser en vivo o en la imaginación. De este modo, se seleccionará la técnica de exposición más eficaz.

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